domingo, 16 de enero de 2011

Dos tonos de un mismo amanecer


Producto de una rara noche de eclipse de Luna, o del gélido viento de diciembre que tocaba puertas y ventanas, o quién sabe si por el vehemente rezo de fanáticos religiosos pidiendo un milagro; abrió los ojos y sintió que su mundo había cambiado. Se encontró ante dos mundos distintos compartiendo una misma realidad, justo en el mismo sitio donde 8 horas antes había existido uno solo. Y es que, contrario a lo que todos llamarían como algo normal, su ojo izquierdo se había coloreado de azul abriendo una puerta a un sendero de segundas oportunidades.

Su vida no había sido plagada de trágicos eventos, pero tampoco podríamos encontrar momentos de encumbradas alegrías. Más bien caminaba justo al margen de las cosas, pisando siempre en suelo seguro por evitar el dolor de una caída. Nunca se arriesgó ante decisiones importantes. Decidió estudiar en su mismo pueblo por el miedo a enfrentarse a lugares y personas desconocidas, o quizás por la comodidad de estar cerca de casa. Cuando Rosa le pidió fugarse a escondidas de todos debido a que su familia no lo aceptaba, terminó con ella diciéndole que no podría perdonarse alejarla de su entorno familiar, cuando en realidad su cobardía le congeló las ganas de volar. Cuando tuvo su primer hijo con Luisa, la buena Luisa que nunca le juzgó nada, desapareció sin dejar rastro porque sintió que la responsabilidad paterna pesaba demasiado sobre sus hombros dejándole poco espacio a su cómoda rutina. Sin embargo ahora, luego de toda una vida evadiendo dificultades y ante el advenimiento de una fecha que recuerda a cenas y reuniones familiares, se sintió solo y deseó haberse fugado con Rosa o no haber abandonado a su hijo. Esa noche se arrodilló por primera vez ante la vida y lloró por todos los años de decisiones desacertadas.

Es por eso que al despertar y notar su "ojo azul" (que algunos llamaron engendro del Diablo) supo que no era producto de eclipses lunares, ni de vientos gélidos, ni de rezos milagrosos. Simplemente, le habían regalado una segunda oportunidad. Mientras que en su ojo derecho la vida transcurría "normal", en su mundo azul se vió estudiando la carrera que quería a 25 mil kilómetros de su casa; teniendo una vida nómada con Rosa, viviendo en cada pueblo y recorriendo cada rincón del mundo; o envejeciendo al lado de su hijo, escuchando cada mañana la palabra "papá".

Y dice Eva que lo vio desde su ventana, que esa mañana de Navidad salió Jesús a la calle envuelto en gritos de euforia, llevando un parche en el ojo derecho y mostrando así un lustroso "ojo azul" perdido en el tiempo.

2 comentarios:

  1. Muy bien... no sé si es una complicación o una ventaja para los seres humanos poder inventar una realidad paralela…pero el azul me gusta mucho ;)

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  2. Si tienes razón, puede que sea una mecanismo de resignación que nos inventamos para cuando las cosas no salen como las queremos en "este mundo". Pero no está nada mal inventar cosas, verdad??

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